CONSUMO RESPONSABLE

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jueves, 15 de agosto de 2013

DE CÓMO EL CONSUMO ÉTICO CONSEGUIRÁ EL CAMBIO IMPOSIBLE.


Hace unos días un buen amigo me cuestionaba sobre lo factible de esta iniciativa de la Red de Comercio Ético, teniendo en cuenta, me decía, que con sólo echarnos un vistazo descubrimos productos que llevamos encima o utilizamos que son de procedencia, al menos, dudosa y lo difícil que es poder informarnos; también me dijo, para rematar, que, en cualquier caso, le decepcionaba si esto era en lo que había desembocado el 15M, él esperaba otra cosa.

No voy a dar su nombre, pero intentaré responder a mi buen amigo Pepe. Sobre lo primero lleva razón, para ser coherentes tendríamos que irnos a vivir al campo y convertirnos en nuevos ascetas del siglo XXI, sólo así dejaríamos de usar productos contaminados por la falta de ética. Pero no pretendemos ser coherentes, al menos hasta ese punto, es muy aburrido; por ahora sólo queremos cuestionarnos y cuestionar, es el principio de todo. Sobre lo segundo del 15M, discrepo de manera rotunda y aquí entraré en más detalle, de manera simple porque no entiendo de macroeconomía y además no me interesan sus complicadas disquisiciones, es una manera que tiene el Sistema de presentarse como inevitable; si el resultado es la realidad actual su discurso me sobra.

Con solo asomar un poco la mirada observamos que nos desenvolvemos en un trípode cuyas patas están conectadas, entremezcladas y son dependientes: El Sistema Financiero, en manos de la avaricia y de siglas innombrables; El Sistema Comercial, en manos de Multinacionales, Grandes Superficies, Grandes Intermediarios, etc. Y El Sistema Político, secuestrado por la partitocracia que sólo da cauce cada cuatro años para recaudar votos. Como vemos en los tres soportes hay consumidores y sobre ellos se asienta el Sistema.

Visto así las cosas, que espero estén bien vistas, comenzaré a desarrollar mi tesis de cómo el consumo ético acabará transformando todo esto, objetivo que está en el ADN del 15M desde el comienzo y que es su razón de ser como muy bien sabe y comparte mi buen amigo.

Lo primero que se cuestiona el consumo ético es El Sistema Financiero, aquí lo tenemos fácil: se trata de sacar el dinero de la banca tradicional, artífice de la actual situación, a la que le debemos pleitesía y que mancha nuestro dinero de sangre. La banca ética es una alternativa sencilla y coherente. No vamos a destruir el Sistema con esto, ellos tienen otros negocios y otros clientes, pero al menos no seremos cómplices; algún daño le haremos y, además, en las líneas que siguen golpeamos también donde más les duele.


Lo siguiente o a la par que el consumo ético se plantea es, evidentemente, el día a día, lo que compramos y usamos, el Sistema Comercial. No puedo, en este punto, dejar de traer las palabras del economista Santiago Niño Becerra: "Es un horror, ¡claro!, las condiciones de trabajo infrahumanas de los centros de confección textil en los países subdesarrollados, y el sufrimiento de las aves de corral y ganado vacuno forzado a comer noche y día hacinado y sin ver la luz del sol. Un horror. Pero, pregunten a abuelos y padres de cierta edad cuánto costaba antes un abrigo, o unos pantalones, o un jersey, o una camisa; pregunten por el precio de unos zapatos decentes; y quiénes comían pollo o ternera, y cuándo lo hacían. Porque la verdad pura y dura es que tenemos los precios que tenemos 'gracias' a la explotación a muerte de personas y animales. Ex-plo-ta-ción"

Bien, aquí lo tenemos más difícil, entre otras cosas por la falta de información, en esto Internet ayudará de manera decisiva, y por la estafa económica en la que estamos; pero se trata de tomar conciencia. Y sí hay cosas que podemos hacer, por ejemplo, dejar de comprar en las Grandes Superficies, en las tiendas que sepamos no tienen a los trabajadores legales, en condiciones justas o que su negocio está basado en el precio por la explotación, volver al pequeño comercio local, al vecino, a ese que lo está pasando mal igual que la mayoría, al que puede absorber puestos
de trabajo dignos. ¿Es más caro? Habría que verlo en cada caso, pero es que también el consumo ético te pide que consumas menos y con más cabeza, no ser rebaños de modas y necesidades creadas que son tan inútiles como falsas. También debemos Consumir Comercio Justo para apoyar a las comunidades productoras del tercer mundo; única manera de que salgan de su situación. 
Como detrás del Sistema Comercial actual están los grandes intereses económicos de las Grandes Multinacionales y Bancos, en la medida que nos salgamos de ahí, estaremos matando dos pájaros de un tiro. Por cierto, hablando de pájaros, también somos consumidores de Medios de Comunicación, ahí también lo tenemos relativamente fácil, tan sencillo como no consumir basura y, desde luego, contrastar la información con diferentes medios.


La última pata del trípode es el Sistema Político, sírvame tres cuarto de lo mismo, el consumo ético es un consumo crítico y no sería tal si no cuestiona también un sistema al servicio de los poderes financieros y comerciales, monopolizado por los partidos políticos que han desactivado la participación ciudadana para hacerse con el poder al servicio del partido y de ciertos políticos corruptos que han minado la actividad política hasta hacerla rechazable. El consumo ético no puede apoyar la cultura del pelotazo a través de la política, ni de nada.
Aquí, bajo mi punto de vista, no hay nada que hacer mientras no se cambie el sistema electoral y los elegidos tengan que responder ante sus electores y no ante el partido. Pero resulta que esto lo tienen que promover los mismos que están subidos al carro y ahí nos han dao. Así que me atrevo a proponer, a título personal y sin que nadie se rasgues las vestiduras, una opción cuya razón de ser es cambiar el sistema electoral: Escaños en Blanco es un voto de protesta y de denuncia que obligará a la partitocracia a devolverle el poder al pueblo, que es el sentido etimológico de la palabra Democracia. Consiguiendo esto, estaremos en el camino de evitar también que vendan el país al mejor postor y que el pago de los intereses de la deuda prime por encima de los gastos sociales.


Como se ve, todo está en relación, cuando uno cuestiona su consumo cuestiona también todo lo que hay detrás, no se puede ser crítico con lo uno sin que te lleve a lo demás. Da igual como lleguemos a esta conclusión, al final somos consumidores, pero antes debemos de ser ciudadanos conscientes. Todo dependerá de lo que tarde en extenderse esta conciencia ética, ya sabemos que no es fácil pero también sabemos que esto es clave. Llámanos simples, pero con Eduardo Galeano pensamos que "Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo"; desde aquí, cual Quijotes, sólo queremos ayudar a empujar la primera ficha...



Antonio Cabello.

Miembro de la Asamblea 15M Cruz Humilladero, promotora de la Red de Comercio Ético.






La economía del bien común

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